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martes, 19 de enero de 2010

Capítulo VIII Sweezy

En este capítulo el autor nos habla de las crisis, del cómo y el porqué nacen tomando como referencia (al igual que en el resto de su obra) el análisis que hicieron de este fenómeno tanto Marx como los autores marxistas posteriores.
Marx habla de las crisis en el manifiesto como de algo que se repite periódicamente y que ponen a prueba la vida de toda la sociedad burguesa de manera cada vez más amenazadora. En el Capital y la Historia crítica de la teoría de la plusvalía también se citan las crisis. Sin embargo sus menciones a este fenómeno que recurrentemente aparece en sus escritos son sencillas, es decir que no realiza ningún examen completo o sistemático de la materia, debido seguramente a su complejidad.
La crisis económica solo puede ser explicada por el movimiento real de la producción, la competencia y el crédito, es decir el mercado y el mecanismo financiero (tipos más complicados que los que aparecen en “el Capital” que son demasiado abstractos). Seguramente si Marx hubiera vivido más tiempo los habría estudiado pero dado que no ha sido así Sweezy dice que está obligado a referirse a autores posteriores para dar una visión marxista que explique el fenómeno.
Frente a sociedades de trueque, el sistema capitalista se basa en las transacciones mercancía-dinero-mercancía (M-D-M). Aquí el dinero es un medio de circulación aceptado y estable cuya función y propósito es dividir el acto del cambio en 2 partes que puedan estar separadas en tiempo y espacio. El dinero permitió que el productor no estuviera obligado a buscar a alguien que tuviera lo que el necesitara y que necesitara lo que él tuviera. Así mismo la moneda permite vender el producto cuando se termina y comprar cuando hace falta lo que además de ahorrar tiempo posibilita la especialización (base de la productividad incrementada).
En un sistema de economía simple la posibilidad de una crisis es inconcebible de la manera en que se produce en un sistema capitalista. Si A vende pero no compra a B, este al no vender no puede comprar a C y luego lo mismo con D etc. Una interrupción en el proceso de circulación puede afectar a toda la economía. Así aparece la crisis: coincidencia de existencias de mercancías invendibles y necesidades insatisfechas. En este caso la causa sería el saber porqué A vendió y no pudo comprar aunque ello no es fácil.
Uno de los más grandes errores cometido por los economistas clásicos fue el no distinguir la economía simple de mercancías de la economía capitalista. Según la Ley de Say a una venta le sigue invariablemente una compra por igual cantidad. No puede por ello interrumpirse la circulación M-D-M con lo que no habría ni crisis ni sobreproducción. Esta ley fue seguida por los economistas clásicos lo que devaluó totalmente sus contribuciones a la materia.
En la Historia crítica de la teoría de la plusvalía Marx dedica un apartado entero a criticar dicha ley. Según Ricardo uno está obligado a comprar porqué ha vendido y el dinero no es más que el medio por el cual se ha efectuado el cambio. Para Marx esto no es así ya que el dinero es un medio por el cual se efectúa el cambio dividiendo en 2 transacciones separadas y distintas la venta y la compra. Si uno vende y deja de comprar el resultado es la crisis y la sobreproducción. Por ello la misma forma simple M-D-M contiene la posibilidad de la crisis al dividir y separar operaciones complementarias.
En el sistema capitalista sin embargo la formula M-D-M se convierte en D-M-D´. En el anterior sistema simple el valor de cambio entre las dos “M” es idéntico aunque el valor de uso de la segunda M es mayor en tanto que no tiene valor para su productor, el deseo de la segunda M le da más valor. Así el propósito del cambio es la adquisición del valor de uso y no el aumento del valor de cambio por ello se habla de producción para el consumo y la crisis es improbable.
D-M-D´ funciona de manera distinta. El capitalista inicia su carrera con dinero (D), lanza este a la circulación a cambio de fuerza de trabajo y medios de producción (C), tras el proceso de producción reaparece en el mercado con mercancías que transforma de nuevo en dinero (D´). Las dos “D” representan el valor de cambio, no el valor de uso. Este proceso solo tendría sentido si hay una diferencia cuantitativa entre D y D´ es decir: D´- D= ∆D
La expansión del valor es la base de la circulación D-M-D´, la apropiación de más y más riqueza en abstracto es el único móvil de operaciones para el capitalista. A diferencia de lo que podría ser un “avaro” en la economía simple, el capitalismo no conserva sino que mete en circulación el dinero constantemente. Por ello se dice que el capitalismo es producción para obtener ganancia, lo que hace del sistema más susceptible a las crisis.
Sin embargo M-D-M no desaparece en todo el sistema, el obrero por ejemplo comienza con una mercancía: su fuerza de trabajo, la convierte en dinero y con ello adquiere mercancías. Por ello D-M-D´ es extraño al obrero pues actúa por necesidad y no por enriquecimiento. La diferencia de comportamiento entre el capitalista y el obrero no se explica por la naturaleza humana sino por la diferencia entre D-M-D´ y M-D-M.
Analicemos ahora la relación entre D-M-D´ y el problema de las crisis. Lo que el capitalista busca es que ∆D sea lo mayor posible. No juzga este por su volumen sino por su aumento respecto a lo que dispone en origen (es decir ∆D/D) esto es la tasa de ganancia.
Como en la economía simple cualquier interrupción en el proceso de circulación, cualquier retención del poder de compra dentro del mercado puede iniciar contradicciones y dar origen a la sobreproducción lo que refleja un descenso en la misma. La diferencia es que ahora es fácil de ver lo que puede iniciar la contradicción, si le ocurre algo a ∆D el capitalista reconsiderará la conveniencia de lanzar D a la circulación. Podemos afirmar que ∆D es el talón de Aquiles del capitalismo (y del que carece la economía simple). Si ∆D desaparece o se vuelve negativo el incentivo a la producción deja de existir. Los capitalistas retirarán su capital, reducirán la circulación y comenzará una crisis seguida de sobreproducción.
Suponiendo que la tasa de ganancia fuera siempre positiva habría también posibilidades de que los capitalistas reduzcan sus operaciones lo suficiente como para crear una crisis puesto que según Marx, en el capitalismo no se trata solo de reemplazar la misma masa de objetos del que se compone el capital en la misma escala o en una ampliada sino de reemplazar el valor del capital adelantado con la tasa usual de ganancia. Tan pronto descienda la tasa de ganancia por debajo del nivel ordinario se reducirán las operaciones de los capitalistas.
A la larga el capitalista debe reinvertir su capital si quiere seguir acumulando. Esto no significa que lo deba hacer inmediatamente ni en la misma línea de producción. Si ∆D baja, los capitalistas retirarán su capital de esa industria para invertirlo en otra más rentable, pero si baja en todas, no podrán beneficiarse reubicándose, por ello, esperan a que las condiciones sean más favorables otra vez. Este parón interrumpe el proceso de circulación y provoca la crisis y la sobreproducción. Esto es en realidad el proceso por el que la tasa de ganancia se restituye completa o parcialmente a su nivel previo.
Por ello no es verdad que deba desaparecer la tasa de ganancia o volverse negativa para producir una crisis. Lo único que se requiere es un descenso de la tasa de ganancia más allá de lo ordinario suficiente como para que los capitalistas retengan su capital en forma de dinero esperando la vuelta de condiciones más favorables. Esto rompe la continuidad del proceso de circulación y precipita la crisis.
No se debe en ningún caso pensar que el capitalista en crisis en vez de aumentar su tasa de ganancia aumenta su consumo personal pues esto cambiaría el carácter de la demanda de mercancías pero no induciría a crisis alguna ya que no se interrumpiría el proceso de acumulación. No debemos pensar en ningún momento que el capitalista pierde su interés en la acumulación y se vuelve de repente un ciudadano moral (ello lo previene Marx).
La teoría moderna sugiere que la clase capitalista se divide en dos secciones: la de los empresarios que organizan y dirigen los procesos de producción y la de los poseedores de capital en dinero que a través de sus préstamos suministran los fondos que los empresarios necesitan para sus operaciones.
En este caso el empresario pensará que vale la pena invertir capital mientras que la tasa de ganancia sea mayor que el interés que está obligado a pagar. Tan pronto la tasa de ganancia esté debajo del interés, el empresario no invertirá, la circulación se interrumpirá y vendrá la crisis.
Realmente cuando el tipo de interés es bajo, los capitalistas prefieren no prestar su capital, la creencia es que estos tipos no durarán mucho y que es más rentable esperar a que estos vuelvan a crecer. Aunque si esto se prolonga mucho, los capitalistas se resignarán al tipo bajo.
La negativa a prestar a un tipo de interés bajo es la misma que la de invertir cuando la tasa de ganancia es inferior. Es decir que la clase capitalista restringe sus actividades de inversión cuando el beneficio sobre el capital cae por debajo de cierto nivel.
El proceso de acumulación del capital lleva consigo una tendencia a descender la tasa de la ganancia, si esta no se elimina el resultado puede ser la crisis. También puede pasar que los capitalistas no puedan vender las mercancías en sus valores, si se produce demasiado, el precio cae por debajo del valor y la ganancia se reduce o desaparece. Si esto ocurre en varias industrias el resultado es la crisis.

Capítulo VI Sweezy

Ley de la tendencia descendiente de la tasa de la ganancia:
Siguiendo esta fórmula: g=p´ (1-o)
Si suponemos que la tasa de la plusvalía (p´) es constante, la tasa de la ganancia (g) varía en sentido inverso a la composición orgánica del capital (o). Si o sube g baja. Al existir una tendencia de o a subir debe existir una de g a caer.
Lo importante de esta ley según Marx es que demuestra que ciertos obstáculos internos se oponen al desarrollo indefinido de la producción capitalista. La tasa de la ganancia es la fuerza compulsoria de la producción capitalista por lo que solo se produce aquello que genera ganancias. Según Marx, a Ricardo le preocupa que la tasa de ganancia, principio estimulante del sistema capitalista, se pusiera en peligro por el desarrollo mismo de la producción. Se trata por ello de un modo histórico de producción y no un modo absoluto, limitado en el tiempo y la historia.
Marx enumera 6 causas contrarestantes que contrarrestan y anulan la ley general de la tasa descendiente de la ganancia reduciendo esta al nivel de tendencia:
- La primera tiene en cuenta el abaratamiento de los elementos del capital constante: el uso creciente de maquinaria eleva la productividad del trabajo disminuyendo el valor por unidad del capital constante. Es decir, un aumento de la composición orgánica del capital baja el valor constante (es su propio correctivo).
- La segunda se refiere al aumento de la intensidad de la explotación: La prolongación de la jornada de trabajo eleva la tasa de plusvalía aumentando la cantidad de trabajo excedente sin afectar a la de trabajo necesario. Si se “acelera” y “estira” también, se eleva la tasa de la plusvalía haciendo entrar el trabajo necesario en un tiempo más corto y dejando así una mayor parte de la jornada de trabajo no alterada para el trabajo excedente. Todo ello eleva la tasa de la ganancia.
- La tercera habla de la depresión de los salarios más abajo de su valor: Reducir salarios cada vez que el capitalista puede.
- La cuarta trata de la sobrepoblación relativa: El aumento de la maquinaria deja libres a un cierto número de trabajadores creando, por así decir, un ejército de reserva. La existencia según Marx de trabajadores desocupados conduce a la instalación de nuevas industrias con una composición orgánica del capital baja lo que deja una tasa de ganancia relativamente alta, lo que hace subir la tasa de ganancia general sumado a las viejas industrias. Este ejército también deprime mediante la competencia, con la fuerza de trabajo activa la tasa de salarios y eleva la tasa de plusvalía.
- La quinta explica el comercio exterior: Este permite adquirir materias primas y artículos necesarios para la vida de manera más barata que si se produjeran en el país. Ello aumenta también la tasa de la ganancia y la de plusvalía. Aunque no es parte esencial del análisis.
- La sexta y última se refiere a la forma de calcular la tasa de ganancia, a diferencia de las otras cinco que se clasifican según si su efecto es mantener baja la composición orgánica del capital o elevar la tasa de plusvalía.
Se ha visto que es correcto suponer una composición orgánica ascendiente del capital pero ¿se justifica al mismo tiempo una tasa constante de plusvalía?
Si la tasa de plusvalía permanece invariable significaría que hay una elevación de salarios reales proporcional al aumento de la productividad del trabajo. Pero si la productividad del trabajo se duplica, es decir, que en el mismo tiempo el trabajador produce dos veces lo que antes, una tasa de plusvalía inalterable significaría que el obrero trabaja la misma cantidad de tiempo para sí que para el capitalista. Es decir, su productividad acrecentada beneficia tanto al obrero como al capitalista.
Pero el análisis hasta ahora revela una tasa ascendente de la plusvalía. El efecto del ejército de reserva así lo revela, el capital constante mantiene una competencia con el trabajo actual y su demanda. No se sostiene pues un aumento de la productividad del trabajo con una tasa de plusvalía constante. Una productividad ascendente conlleva consigo un aumento de la tasa de la plusvalía (más máquinas, menos necesidad de trabajadores, mas plusvalía, disminuye el valor del trabajo).
Un ascenso en la composición orgánica del capital significa un aumento en la productividad del trabajo con lo cual un aumento de la plusvalía. Si suponemos que la composición orgánica del capital como la tasa de plusvalía son variables entonces la tasa de la ganancia será indeterminada. Todo lo que se puede decir es que la tasa de la ganancia baja si el porcentaje de aumento en la tasa de plusvalía es menor que el porcentaje de disminución en la proporción del capital variable con respecto al capital total.
Los cambios en la tasa de la plusvalía son así causa contrarrestante.



Por otra parte existen otras fuerzas que pueden influir en la tasa de ganancia tanto para incrementarla como para incrementarla como para disminuirla. Dentro de las fuerzas que tienden a incrementarla cabe destacar las organizaciones de empresarios o patronales, la exportación de capital, la formación de monopolios, y la acción del estado en beneficio del capital. Entre las que hacen decrecer la tasa de ganancia están: sindicatos y la acción del estado en pro de los trabajadores.

Para los sindicatos un exceso de población activa es un obstáculo que impide a los trabajadores beneficiarse de las ventajas del desarrollo industrial. Para salvar este obstáculo los trabajadores se asocian en sindicatos. Por ello, los sindicatos, son el instrumento que los obreros utilizan para luchar por la mejora de sus condiciones y sus derechos laborales.

El estado puede actuar tanto en beneficio de los trabajadores como a favor del capital. Y esto lo hace, fundamentalmente, mediante la legislación que puede favorecer la disminución de las tasas de plusvalía y de ganancia e incrementando sus salarios. Y al capital, el Estado, puede ayudarlo también mediante legislación liberalizadora.

Las organizaciones patronales, son, al fin y al cabo, los organismos que utilizan los capitalistas para defender sus intereses. Y desde estos organismos luchan para luchar por sus intereses.

La exportación de capital sirve, fundamentalmente, para evitar que la acumulación no tenga un efecto depresivo sobre la tasa de ganancia, o que al menos ese efecto no sea tan acentuado.

Los monopolios son, al fin y al cabo, el triunfo de un capitalista sobre los demás. Esto provoca el incremento de la tasa de ganancia tanto del propio capitalista como general.

Existe una gran variedad de fuerzas que pueden afectar, de forma más o menos acentuada. Fuerzas, que, entre si, tienen una relación fundamental, el trabajo.

Capítulo V Sweezy

Para Sweezy, el concepto de “Reproducción Simple” hace referencia al capitalismo. La Reproducción Simple se fundamenta en el consumo. Para que el sistema capitalista se mantenga es necesario que los obreros consuman todo su salario y que los capitalistas hagan uso de toda su plusvalía en el consumo.


Paul Sweezy hace una división de la producción. Y la divide haciendo de la producción dos categorías diferenciadas: Por un lado los medios de producción y por otro los artículos de consumo. Es decir, la propiedad de los capitalistas y en segundo lugar los elementos a consumir por el proletariado.

Con el ingreso, el autor, hace una clasificación similar, es decir, la divide entre el capitalista y el proletariado. Por un lado, el capitalista tiene que gastar su ingreso (plusvalía) en medios de producción aunque el capitalista es libre de gastarlo pero debe gastarlo siempre que quiera mantener su posición. Mientras que el trabajador debe gastar su ingreso (salario) en los bienes de consumo, algo de lo que no es realmente libre, pues siempre estará obligado a consumir para satisfacer sus necesidades.

La acumulación (en términos marxistas) de capital es la base del desarrollo del sistema capitalista. El objetivo es incrementar el capital que un capitalista posee, al fin y al cabo, que su patrimonio sea mayor y/o valga más. Y esto debe ser un proceso de repetición para así incrementar cada vez más el valor de su capital.

El capital, al contrario que la fuerza de trabajo, se puede medir, es decir, tiene una magnitud y por ello es susceptible de ser valorado de una forma objetiva (desde una óptica capitalista). Por ello, entre los capitalistas, se diferencian por el valor de sus propiedades, de la misma forma que unos pájaros tienen más poder en la bandada por el color de sus plumas. Pero al contrario que los pájaros, los capitalistas, pueden variar su posición dentro de su escala de poder en función de si amplían su capital o en cambio, pierden capital.

El capitalista no debe cesar en su consumo con el objetivo de acumular, ya que debe aumentar su capital gracias a la plusvalía sin cesar de consumir. Es decir, el capitalista está obligado, en teoría, a mantener un equilibrio para no abstenerse ni de consumir ni de aumentar su riqueza.

Por otra parte, la fuerza de trabajo no es un “bien” que ningún capitalista pueda producir. En el capitalismo (siempre y cuando esté completamente desregulado), la oferta y la demanda es un mecanismo que no funciona en lo referido a la fuerza de trabajo.

Marx propone un “ejército de reserva del trabajo” o, lo que también llamó “población excedente relativa”. Esto consiste en un que los obreros desocupados ejercen presión constante para la bajada del salario.

Capítulo III Sweezy

Dado que los resumenes de Sweezy como marca el programa son grupales, hemos decidido hacerlos en común el grupo de trabajo que formamos para la asignatura habiendonos repartido equitativamente las lecturas.

Aquí pongo el de la lectura 3:

El Problema del valor cuantitativo En toda sociedad, desde la más primitiva hasta la más avanzada, es esencial que el trabajo se aplique a la producción y que los productos sean distribuidos entre los miembros de la sociedad. Lo que cambia en el curso de la historia es el modo de organizar y llevar a cabo estas actividades de producción y distribución.

Las mercancias se cambian unas por otras en el mercado en ciertas proporciones precisas, absorben también cierta cantidad precisa de la fuerza de trabajo disponible en la sociedad. Marx supone que existe una correspondencia exacta entre las proporciones del cambio y las proporciones del tiempo de trabajo. Tenemos que introducir desde leugo dos calificaciones obvias.

1) No es cierto que si el valor de una mercancia es determinado por la cantidad de trabajo empleado en ella, mientras más perezoso e inhábil fuese el trabajados, más valioso sería el producto porque mayor sería el tiempo empleado en su producción.

2) El trabajo más calificado que el trabajo medio debe tener, correlativamente, una mayor capacidad de producir valor. La relación entre los dos tipos de trabajo es teóricamente susceptible de medición independiente de los valores de mercado de sus productos. Hay aquí dos posibilidades, o bien el trabajador calificado es más proficiente por una habilidad natural superior, o bien el trabajador calificado es más proficiente por su entrenamiento superior. Si la diferencia entre dos obreros es una cuestión de habilidad natural, la regla es que la superioridad del más diestro se manifiesta independientemente de la linea de producción en que pueda ser empleado. Si, por otra parte, la diferencia entre dos obreros es una cuestión de entrenamiento, entonces es claro que el obrero superior emplea en la producción no sólo su propio trabajo, sino también, indirectamente, aquella parte del trabajo de sus maestros a la cual se debe su productividad superior. En la práctica, las diferencias en pericia pueden ser el resultado de una combinación de diferencias de habilidad y diferencias en entrenamiento. Estos casos más complejos no presentan nuevas cuestiones de principio y se les puede tratar de acuerdo con los métodos que se han esbozado para los dos casos básicos.

Los críticos de la teoría del valor de Marx han sostenido siempre que la reducción del trabajo calificado a trabajo simple implica el razonar en un círculo vicioso. El argumento parece ser que la mayor capacidad del obrero más calificado para crear valor se deduce del mayor valor de su producto.

El papel de la competencia

Veamos, primero bajo qué condiciones las proporciones del cambio corresponderían exactamente a las proporciones del tiempo de trabajo. Los cazadores de Adam Smith son lo que Marx hubiera llamado productores simples de mercancías. Los cazadores deben tener el deseo y la posibilidad de competir libremente por cualesquiera ventajas que puedan presentarse en el curso del cambio, transfiriendo su trabajo de una línea de producción a otra. Dada esta clase de competencia en una sociedad de producción simple de mercancías, la oferta y la demanda estarán equilibradas sólo cuando el precio de cada mercancía se proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla.

El papel de la demanda

A Marx se le acusa a menudo de haber ignorado el papel de la demanda, en el sentido de las necesidades y los deseos de los consumidores, en la determinación de las relaciones de valor cuantitativo. Cuando se concibe el problema en una forma tan amplia, no se puede prescindir ya de las demandas del consumidor. Asi es que si se desea conocer tanto la proporción del cambio como la distribución del trabajo, es necesario contar con dos clases de información:

1) La información sobre el costo relativo en trabajo.

2) La información sobre la intensidad relativa de la demandad de uno y otro.

Dadas estas dos clases de información , es posible determinar lo que puede llamarse el equilibrio económico general de la sociedad en cuestión.

Si Marx reconocí tan claramente el papel que juega la demanda en determinar la asignación del trabajo social, bien se puede preguntar por qué, en el conjunto de su teoría sistemática, se ocupó de este factor tan breve y aun pudiera decirse casualmente, por qué no trabajó en la dirección de sus contemporáneos, Jevons, Waltras y Menger, en la elaboración de una teoría de la opción de los consumidores. Hay dos razones fundamentales que explican el visible desdén de Marx por este problema.

1) En primer lugar, bajo el capitalismo la demanda efectiva es sólo parcialmente una cuestión relativa a las necesidades de los consumidores.

2) Del lado de la demanda una magnitud precisa de necesidades sociales que requiere para su satisfacción una cantidad precisa de ciertos artículos en el mercado. Pero la cantidad que estas necesidades exigen es muy elástiva y cambiante.

En la medida en que se acepta la proposición de que la demanda del mercado está dominada por la distribución del ingreso, parecería que no podemos escasar del todo a la conclusión de que los problemas del valor deben ser abordados por la vía de las relaciones de producción. Esta claro que Marx pensaba que las necesidades de los consumidores entran en la categoría de elementos reactivos de la vida social.

“La ley del valor VS Principio de planeación”
Lo que Marx llamaba la ley del valor resume las fuerzas actuantes de una sociedad productora de mercancías, que regula:
a) las proporciones del cambio de mercancías, que regula.
b) La cantidad producida de cada una
c) La asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción.

Esto implica el que una de las principales funciones de la ley del valor es la de aclarar que en una sociedad productora de mercancías, a pesar de que las decisiones no se toman de una modo centralizado y coordinado, existe el otrden y no simplemente el caos.

En la medidad en que la asignación de la actividad productiva es sometida a un control cosciente, la ley del valor pierde su pertenencia y su importancia, el principio de la planeación la sustituye. En la economía política de una sociedad socialista la teoría de la planeación debería ocupar la misma posición básica que la teoría de la planeación debería ocupar la misma posición básica que la teoría del valor en la economía política de una sociedad capitalista. El valor y la planeación son tan opuestos entre sí como el capitalismo y el socialismo, y por las mismas razones.

El valor y el precio de producción

El precio es tan sólo la expresión monetaria del valor. Los precios de producción son modificaciones de los valores.

Precio de monopolio

La introducción de elementos de monopolio en la economía dificulta, por supuesto, el funcionamiento de la ley del valor como reguladora de las relaciones cuantitativas de producción y de cambio, el control de la oferta por el monopolista le permite aprovecharse de las condiciones de la demanda. En este caso, por consiguiente, la demanda adquiere una significación especial, y tanto el precio como la cantidad productiva y en consecuencia, también la asignación del trabajo son diferentes de lo que serían en un régimen de competencia. Las discrepancias entre el precio de monopolio y el valor no están sometidas a ningunas reglas generales, las relaciones de valor cuantitativo son perturbadoras por el monopolio, las relaciones de valor cuantitativo, no. Este es un punto importante pues quiere decir que aun bajo condiciones de monopolio podemos seguir midiendo y comparando mercancías y conjuntos de mercancías en términos de unidades de tiempo de trabajo,a pesar del hecho de que las relaciones cuantitativas precisas implicadas en la ley del valor han dejado de se válidas.

Capítulo II Sweezy

El capítulo comienza hablando del primer capítulo de "El Capital" que se titula "Las mercancías". El estudio de las mercancías es directamente relacionado al estudio de la relación económica del cambio. En una sociedad de producción de mercancías simple, se supone que cada productor produce cantidad mínimo de bienes. Luego, trueca una parte éstos para recibir otros bienes que utiliza para satisfacer una amplia gama de necesidades. Éste es el problema del cambio.

Marx estudió a los economistas clásicos como Adam Smith que planteó la relación que existe entre el cambio y la división del trabajo. La crítica que hace Sweezy a esta afirmación es que Smith no sabía entender la división del trabajo independientemente del cambio. Según Sweezy, el cambio existía antes del división de trabajo y fue su propulsor. Para Smith, la producción de mercancías es inherente al ser humano, y, por ende, también inherente a vida económica entre humanos. Por lo tanto, ciencia económica es igual a ciencia de la producción de mercancías. Bajo esta premisa, la economía política es exclusivamente cuantitativa.

Marx reconoce que la división del trabajo es necesaria para producir mercancías, pero no cree que eso signifique que la relación inversa tiene por qué existir. Utiliza el ejemplo de las comunidades indígenas para apoyar su argumentación; en estas comunidades había división de trabajo sin producción de mercancías. Marx discrepa fuertemente con Smith en tanto que no ve que la producción de mercancías sea inherente al ser humano ni a la vida económica. Es sólo una de las formas posibles de organizar una economía.

A través de Marx, Sweezy quita a la producción de mercancías su carácter natural para examinarla dentro de un contexto histórico-social mediante un análisis cualitativo. Eso es lo innovador del análisis marxista de esta cuestión: el hecho de que tenía en cuenta tanto lo cualitativo como lo cuantitativo. Sweezy se encarga en este capítulo de explicar ese primer factor.


Valor de uso

Marx afirmaba que toda mercancía tenía un valor de uso y un valor de cambio. El valor de uso está presente en la relación que hay entre el consumidor y el objeto que consume. Marx dejaba fuera este aspecto dado que no nos dice nada sobre las relaciones entre personas. Para él, la economía política debía centrarse exclusivamente en las categorías sociales. Sweezy cree que en lugar de excluir totalmente el valor de uso, hace falta acotarlo. Un análisis de la economía necesita reconocer que el valor de uso es imprescindible para la producción y un precursor al consumo.


Valor de cambio

Este segundo valor sí tiene importancia para Marx. Es indicativo de una relación social entre los que poseen las mercancías. Aunque parezca que cada productor trabaja de forma aislada, realmente los unos trabajan para los otros. Las mercancías son fruto del trabajo humano en una sociedad que se organiza a base de la división de trabajo. Si hablamos del valor de cambio, podemos hablar de una forma de intercambio contextualizada en un periodo histórico que se basa en la producción privada donde el trabajo se reparte entre los miembros de la sociedad.

Trabajo y valor

Es el trabajo lo que convierte una mercancía en una expresión de relaciones sociales. Tiene dos aspectos: uno relacionado con el valor de uso y el otro relacionado con el valor que tiene la mercancía producida. El trabajo que da a un producto un valor de uso, se le denomina trabajo útil. El trabajo útil no es la única fuente del valor de uso; también está implicada la naturaleza. (P.ej. Para hacer un chaquetón de cuero, hay que trabajar el cuero que viene del pellejo de un animal: naturaleza + trabajo).

Si quitáramos la utilidad al trabajo, nos quedaríamos simplemente con el gasto de fuerza humana de trabajo. El trabajo debe entenderse en el sentido abstracto dado que todos los humanos trabajan gastando energía con vistas a un objetivo fijo, produciendo valores de uso.


Trabajo abstracto


El trabajo abstracto tal como queda representado en el valor de las mercancías juega un papel importante en el pensamiento de Marx. Es un concepto que no se comprende fácilmente, y, por eso, Sweezy, lo analiza de forma detallada en este capítulo. Para Marx, el trabajo abstracto no tiene nada de metafísico ni irreal. "Abstracto" quiere decir que hablamos de un término "trabajo" que engloba toda clase de actividad humana productiva en sentido general. Marx no fue quien introdujo el concepto del trabajo abstracto en la economía político. Aparte de Benjamín Franklin, también lo contempló Smith hablando del trabajo en general, en lugar de “trabajo comercial”, “trabajo agrícola”, etc. De hecho, Marx reconocía que fue la escuela clásica la que definió la actividad productiva de forma abstracta, utilizando el trabajo abstracto para analizar las relaciones sociales.


El trabajo abstracto está en el núcleo del capitalismo. En la sociedad capitalista, el trabajo tiene más movilidad que en ninguna otra forma de sociedad anterior. Los trabajadores cambian de puesto con bastante frecuencia y los nuevos que entran en el mercado laboral son colocados en los puestos más bajos de la jerarquía. No obstante, estar en un puesto u otro no tiene tanta importancia como la voluntad de esta fuerza de trabajo en su conjunto y su nivel general de desarrollo. Esto nos dice cuánto una sociedad puede responder a sus necesidades mediante la producción.


La relación de lo cuantitativo con lo cualitativo en la teoría del valor


Podríamos ver una mercancía y pensar que el artículo ha sido elaborado por un trabajador que realiza su labor aislado del resto de la sociedad. Sin embargo, también se puede ver como un producto cuya elaboración ha requerido una parte del total de la fuerza de trabajo en la sociedad. La teoría del valor tiene un aspecto cuantitativo en tanto que se puede medir las unidades de tiempo que han sido necesarias para producir una mercancía dada. La pregunta a responder es "¿cuánto trabajo ha hecho falta para hacer esta mercancía?"

Los conceptos "trabajo socialmente necesario" y "trabajo simple" se han utilizado para criticar la economía política de Marx . Estas críticas son de carácter cuantitativo y son examinados en otro capítulo.


El carácter fetichista de las mercancías


El análisis que se elabora busca la sustancia de las relaciones sociales. Las formas de organización social son esenciales para este estudio. Marx en su teoría sobre Fetichismo de la Mercancía, se percató de que, a la hora de analizar las mercancías y su producción, se cometía a menudo el error de confundir la forma con la sustancia. Este problema sólo podía subsanarse mediante análisis crítico. Por lo general, las mercancías terminan transformándose en productos útiles gracias a los individuos privados que se ponen a producirlos. El trabajo conjunto de la sociedad es la agregación del trabajo de todos estos individuos privados. El carácter social específico del trabajo solamente aparece en el acto de cambio de los productos. Por ende, las personas se relacionan no directamente sin a través de los productos que elaboran.

Esta situación no se empezó a dar hasta que el capitalismo estuvo relativamente avanzado. En este contexto, la producción de mercancías adquirió un desarrollo alto y una difusión amplia; eso ha llegado a materializar las relaciones sociales. La realidad es el "mercado" donde priman los precios y cantidades vendidos; los seres humanos pasamos a ser meros instrumentos. El proceso de producción "se independiza" de la persona. Después, acabamos viendo este proceso tal como podría ver los fenómenos naturales que se escapan de nuestro control como el tiempo o la puesta del sol.
A fin de cuentas, la sociedad se ha convertido en otra ciencia natural en el periodo del capitalismo. El dominio del proceso de producción tiene correlación con la teoría de la mano libre de Adam Smith,; es decir, la economía se regula sola.

Tal como pasa en las ciencias naturales, se piensa que con el capitalismo hemos llegado al máximo nivel de desarrollo económico. Siguiendo esta lógica, los sistemas anteriores se ven simplemente como versiones primitivas del capitalismo moderno. Valor, renta, salario, ganancia, etc. son considerados como componentes esenciales de la vida económica. Según Sweezy, los que piensan así hacen un análisis ahistórico que deja fuera aspectos como las diferencias en las formas sociales. La negación de la historia es el máximo exponente del Fetichismo. Nos encontramos envueltos en una mistificación completa del modo de producción capitalista. Convertimos condiciones sociales en cosas y confundimos las condiciones materiales de la producción con sus formas históricas y sociales.

Ricardo fue el que desarrolló al máximo la economía política clásica poniéndole la base para una comprensión racional de las relaciones que están en la base de la producción capitalista. Sin embargo, nunca fue más allá de una visión limitada. Los que eran afines a su pensamiento, por su parte, no se atrevieron a explorar estos aspectos. Desde aquel momento, Marx y otros críticos del orden social existente han sido los únicos que han pretendido continuar con el trabajar de Ricardo.

En realidad, la forma de producción de las mercancías sirve para ocultar el verdadero funcionamiento del capitalismo que divide a la población en clases. Opera bajo la ilusión de que tod@s estamos en un plano de igualdad puesto que tod@s somos vendedores y compradores de mercancías; da igual que hablemos de terratenientes, de empresarios o de trabajadores.

La mayoría aceptan el sistema considerando que las relaciones sociales son tal como aparecen ser en la superficie. A partir de ahí, se han elaborado una superestructura de leyes y principios éticos con los cuales se justifica el orden social existente y se regula la conducta de la población. El Fetichismo nos invita a relativizar la justicia y legalidad capitalistas para que contextualicemos, en sentido histórico, el capitalismo.

La producción de mercancías tiene afán de perdurar en el tiempo sin revelar las relaciones sociales que están en sus cimientos. Además, ha dado lugar a la actual economía entendida como ciencia que ha permitido que las fuerzas productivas hayan llegado a su máximo nivel de desarrollo. Entender la economía como ciencia es entender que respeta ciertas leyes de funcionamiento estables. Eso le da al individuo seguridad a la hora de planificar el futuro de su negocio con vistas a obtener un resultado óptimo.

Con eso, no se quiere decir que el sistema esté completamente trazado y racional. Se han racionalizado algunos procesos parciales mientras que el sistema en su conjunto está marcado por una irracionalidad que va en aumento. Se da una gran contradicción donde el individuo se encuentra en un sistema social que le da una formación para controlar su propio destino. Pero, a la vez, no se permite que éste/a vea el engranaje que hace funcionar este sistema.

Entender esto como parte esencial del Fetichismo es un paso esencial para poder comprender el análisis marxista del capitalismo.

Capítulo I Sweezy

El método de Marx

El objetivo de estas discusiones es el de investigar los principales elementos de la actitud de Marx ante la economía política.
El uso de la abstracción

La metodología económica de Marx era resueltamente partidaria del método abstracto deductivo, característico de los clásicos y neoclásicos. Además Marx utilizaba el método de las aproximaciones sucesivas, que consiste en investigar de lo más abstracto a lo más concreto, eliminando suposiciones en las etapas sucesivas. De esta forma la teoría puede explicar esferas de fenómenos reales cada vez más vastas.

Sin embargo, hay diferencias entre Marx y los representantes de la tradición clásica y neoclásica en lo que concerne la manera de aplicar el principio de la abstracción. De hecho debemos decidir de qué hacer abstracción y de qué no hacerla, entonces siguen dos preguntas: en primer lugar qué problema se examina, y en segundo lugar, cuáles son los elementos esenciales del problema.
Los economistas no han estado de acuerdo ya sobre la primera pregunta, porque los problemas que se han planteado para su estudio han sido muy diferentes. No hay dos problemas que puedan ser considerados idénticos, por consiguente no hay dos investigadores que usen el arma de la abstracción exactamente de la misma manera y cada uno puede tener razón desde el punto de vista del problema que está estudiando.
El objetivo de Marx es de poner al desnudo la ley económica del movimiento de la sociedad moderna y, como decía Hegel en su Filosofía de la Historia, la tarea específica de la abstracción es la de poner de relieve lo esencial y hacer posible su análisis. La metodología puede plantear cuestiones, pero no puede dar respuestas. De hecho el proceso de entendimiento científico consiste en formular hipótesis que puedan acercarse a lo esencial, profundizar en estas hipótesis y comprobar las conclusiones con datos de la experiencia. Entonces, para comprender la obra de un hombre de ciencia tenemos que individualizar su hipótesis clave, de dónde vienen y cómo desarrolla sus implicaciones.
En lo que concierne a Marx, como estudiante universitario, se centró en la ciencia del derecho y en la filosofía, como carrera académica. Su actitud hacia la economía política se formó mucho antes de que decidiera centrarse únicamente en los estudios económicos.
Del prefacio a la Crítica de la economía política se comprende que la principal preocupación de Marx era la sociedad en su conjunto, y sobretodo el proceso de cambio social. Pues la Economía Política es, para él, la “anatomía de la sociedad” y por consiguiente intentaba subrayar la interrelación de los factores económicos y no económicos en el ámbito de la existencia social.
Marx identificó la razón del cambio social en los movimentos del modo de producción, y se dedicó entonces al estudio de la Economía Política como la ley que rige los cambios en el modo de producción.
Para reconocer los aspectos esenciales del problema, Marx conservó unos elementos heredados del pensamiento de Hegel que hacían énfasis en el desarrollo a través del conflicto entre fuerzas opuestas o contradictorias, y llamó esos conflictos históricos decisivos conflictos de clase.
De aquí sigue que los elementos esenciales que deben ser analizados por el método de la abstracción son las relaciones económicas que están debajo y que toman la forma de conflictos de clase. Sin embargo, también esta hipótesis puede ser interpretada de maneras diferentes: los clásicos, de hecho, estaban interesados en el mismo tema, pero el antagonismo social era, para Ricardo, el conflicto entre capitalistas industriales y terratenientes, con la consecuencia que el acento principal estaba puesto en la cuestión de la tierra y de la renta.
En cambio, por Marx la fuerza que domina la sociedad burguesa es el capital, y la relación económica principal es la que hay entre capitalistas y obreros, es lo que determina el carácter del modo de producción. La relación entre burguesía y proletariado es el centro de la investigación y el punto de donde empezar a utilizar el poder de abstracción.
Para hacerlo, primero todas las relaciones sociales diferentes de la que existe entre capital y trabajo tienen que ser alejadas, para reintroducirlas sólo al final del análisis.
En segundo lugar, la relación capital-trabajo misma tiene que ser simplificada en sus partes más importantes, y en el caso de Marx, las formas más importantes de la relación capital-trabajo en la sociedad capitalista moderna, son las que atañen a la producción de tipo industrial.
La índole de la relación capital-trabajo es, en primer lugar, una relación de cambio (el capitalista compra trabajo al obrero y el obrero recibe dinero para vivir) que, como fenómeno general representa el punto de partida de la Economía Política de Marx.
En el Capital, se lee que es mercancía todo lo que se destina al cambio, más bien que al uso directo, el análisis de las mercancías incluye el análisis de la relación de cambio y del valor de cambio.
Analizando las mercancías, Marx empieza la tarea de la abstracción, que no es nunca alejarse del mundo real, sino aislar ciertos aspectos del mundo real para investigar más intensivamente.
Por consiguiente el capitulo I de El Capital tiene un carácter ilustrativo o histórico y los resultados aquí obtenidos tienen un carácter provisional, porque sufren una modificación más o menos grande en un nivel de abstracción inferior, por ello las leyes enunciadas en este capitulo no son predicciones directas del futuro. El propósito que interesa en los capítulos II y III en cambio, es lo de tomar en cuenta factores omitidos en el capitulo I, y llevar el análisis a niveles de abstracción más bajos. Al mismo tiempo los volúmenes II y III contienen menos material factual que el volumen III.
Hasta ahora hemos discutido el uso de la abstracción por Marx, abordamos ahora casos particulares.
Como la mayoría de las críticas hechas a la Economía Política de Marx no tienen en cuenta las suposiciones con que trabajaba, tenemos que probar que las suposiciones que dan lugar a la crítica tengan debida consideración del problema que se estudia, eliminen lo que no es esencial al problema, y que no eliminen lo que es esencial.
Estos principios son los que permiten probar la pertinencia y validez de una parte considerable de la crítica a Marx.
El carácter histórico del pensamiento de Marx

Según Lukacs, el método de Marx es en su esencia histórico, de hecho, para Marx la realidad social es un proceso de cambio histórico que, en principio, no conoce finalidad, ni etapas intermedias. Además, este proceso de cambio social es la consecuencia de la acción humana, una acción que está limitada por la clase de sociedad a la que pertenece. En otras palabras, los hombres hacen su historia según circunstancias ya dadas y determinadas, y no según su propia elección. Por consiguiente la sociedad cambia y, dentro de ciertos límites, puede ser cambiada, este punto de vista conduce a una actitud histórica frente la ciencia que estudia la sociedad. Más aún, conduce a la crítica de toda forma de sociedad. La grande diferencia que hay con el pensamiento no marxista está en su capacidad de comprender como transitorios todos los sistemas sociales anteriores al sistema capitalista menos el capitalismo mismo.
En cambio, los marxistas interpretan los hechos contemporáneos en clave histórico mundial, por una cuestión de método y criterio.
La mayoría de las gentes dan por supuesto el capitalismo, negando su relación con los hechos contemporáneos, de esta manera no se puede entender o evaluar lo que le pasa al mismo sistema.
Para el marxista, carácter histórico significa carácter transitorio, y es propio del capitalismo como de los otros sistemas sociales; por consiguiente sólo el marxista, que acepta este hecho, puede permanecer fuera del sistema y criticarlo.