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martes, 17 de noviembre de 2009

La vuelta al Cole

Salvando la diferencia de edad y el tiempo transcurrido, en cierta medida, me siento como cuando iba al colegio. Quizás suene a chiste, pero resulta que, fundamentalmente por decisión de mis padres, fui a un colegio bastante inusual para el ocaso de los años 80 y principios de los años 90. Un colegio en el que no había libros de texto, en el que no existían tarimas y por encima de todo fomentaba el autodesarrollo del alumno, tanto como individualmente como de forma grupal. Un colegio en el que el alumno era el protagonista de su aprendizaje, pues era, al fin y al cabo quien tenía que sacar adelante su trabajo procurándose él mismo (con la ayuda que todo niño/a necesita) los materiales, las ideas y la forma llevar a cabo su aprendizaje. Un colegio en el que no educan a los niños conforme a lo que la sociedad espera de ellos, sino conforme a las necesidades que ellos tengan. Y todo ello, fruto de una comunidad educativa en la que padres, alumnado, profesorado y personal no docente trabajaban conjuntamente. De una forma similar a las "Waldrofschule" alemanas.

Hasta ahora, lejos de arrepentirme de una época maravillosa de mi vida, siempre había tenido (y aún las tengo en cierta medida y en ciertos momentos) bastantes reticencias al tipo de educación que recibí en mi infancia. Y estas reticencias no se debían ni a que no disfrutara de aquella época, ni a ningún tipo de trauma, simplemente en el instituto y en la universidad sentía que no era capaz de sacar adelante las asignaturas con toda la solvencia a la que acostumbraba en el colegio. Esto se debía a que nunca me enseñaron a estudiarme un libro (o varios) cual catecismo. A mi me habían enseñado a obtener la información, procesarla, asimilarla y plasmarla en trabajos. En los años que llevo en la universidad, sin que sirva para menospreciar a nadie, siempre he visto que muchas de aquellas personas que han estudiado en colegios religiosos o con una ferrea disciplina han sacado con gran solvencia las asignaturas en las que se lo jugaban todo a un examen que consistía en haberse aprendido previamente un temario que posteriormente terminaban por olvidar.

En la universidad este tipo de educación no es muy normal. Quizás porque implica una mayor carga de trabajo diaria para el alumno y para el profesor que se traduce en que una asignatura quita más tiempo a ambos, o que no es el tipo de educación que se estila en España, o ambas cosas. No creo que sea sólo cosa de "Bolonia", pero la innovación educativa empieza a entrar en la universidad. Unos profesores la llevan mejor y otros peor, pero en general, creo que ya van siendo más los profesores que exigen una asistencia regular que se traduzca en un trabajo periódico.

La asignatura de Sistema Económico Mundial me está suponiendo una placentera "vuelta al cole", o al menos a la misma metodología, aunque sólo sea por medio curso. Una metodología en la que me siento infinitamente más cómodo que en esas clases magistrales en las que una persona supestamente más docta que yo recita una serie de tesis que parece que debo aprenderme como si de una oración se tratase (esto me cuesta horrores, y en parte envidio mucho a aquellos que no les cuesta lo más mínimo pues la mayoría de las asignaturas en la universidad son así y en el instituo fueron así). La asignatura se desarrolla en un ambiente en el que el aprendizaje es recíproco entre quienes se suponen no saben a penas del tema y quien es una persona docta (será que ni unos son tan ignorantes ni uno es tan infinitamente sabio). Volver a trabajar de aquella forma, soltándome en la biblioteca, buscando a mi antojo, utilizando mi propio criterio y no un criterio marcado, y construyendo yo junto al resto de compañeros y profesor la clase, me resulta especialmente agradable.

Particularmente creo que este método es infinitamente mejor que el tradicional. Mi opinión no es que sea la más objetiva, pero he tenido a lo largo de mi vida académica la oportunidad de disfrutar aprendiendo y la de padecer el tedio que para mi supone aprender "de memorieta". La innovación educativa, a parte de hacer del alumno el auténtico protagonista de su propio aprendizaje, ayuda a que éste desarrolle su potencial creativo, algo que no se consigue estudiando las cosas "a capón". Y esto último no creo que sea baladí, pues paises en los que su educación es innovadora, están entre las economías más competitivas del mundo.

viernes, 9 de octubre de 2009

Lo que nos/me espera

El Miércoles dia 7 de Octubre fue el auténtico comienzo de la asignatura. Es decir, el dia en el que a los alumnos se nos presentó el plan de trabajo, y los objetivos a cumplir para superar la asignatura.

Como ya vimos anteriormente, se presenta un curso extraño. Extraño desde la perspectiva en la que en esta clase se enfoca el aprendizaje, pues se aparca el clásico modelo de clase magistral por un modelo de clase participativo y constructivo, y se expulsa el ya explotado sistema de evaluación mediante examen que tan sólo prima la memorización. Todo apunta a que en esta clase no hay que recitar un catecismo aprendido de "pe a pa" en el próximo mes de febrero, mientras que da la impresión de que visto lo visto en el programa nos va a tocar currar dia a dia.

El programa, a grandes rasgos, trata de englobar una metodología nueva, fomentando el trabajo constante, tanto individual como en grupo. En definitiva, a los alumnos nos va a tocar hacer algo que no es habitual, pensar, cuando normalmente, en el resto de asignaturas se nos suele dar el contenido por escrito, ya sea mediante apuntes o libros.

viernes, 2 de octubre de 2009

Comenzando

El primer dia de clase tuvo un aire particular. En primer lugar el aula, una de las más incómodas debido a esos horrorosos engendros mobiliarios que ni llegan a ser sillas ni llegan a ser mesas y en segundo lugar, y más importante el trabajo realizado.

Obviando el primer detalle que parece que nos acompañará durante el curso, hay que decir que el trabajo realizado fue, cuanto menos, innovador. Fundamentalmente por el hecho de que, en la facultad de Ciéncias Políticas y Sociología, y por mi experiéncia, en el mundo universitario en general, el tipo de trabajo que se llevó a cabo en clase no se realiza.

Supongo que el objetivo de este trabajo fue, más que recalcar nuestras impresiones y nuestras experiéncias de vida, que entabláramos una relación mínima tanto alumnos como profesor entre sí. En definitiva, el objetivo creo que fue que en clase ninguno sea un mero espectador y que todos comencemos y terminemos por ser partícipes del desarrollo de cada clase y de la asignatura.

Respecto al tema tratado mi impresión es que es algo que nos afecta directamente a todos/as los que estábamos en clase, y ese creo que es el motivo por el cual fue escogido. Fue una temática cercana a todos para que entablar comunicación fuera fácil y así se pudiera desarrollar con éxito la actividad colectiva. Esto era una necesidad, pues entre diferentes miembros de un grupo que aún no se conocen, la comunicación, en un primer momento, se antoja difícil. Y por el hecho de intentar que todos seamos partícipes de la asignatura, era necesario que esa comunicación fuera lo mejor y más fluida posible.

En general, fue una actividad en la que todos/as escuchamos y, a su vez, nos pudimos sentir escuchados/as por el resto de integrantes del aula. Creo que una actividad como esta es sumamente enriquecedora y satisfactoria, pues no dejan de ponerse en común unas percepciones y unas ideas entre personas que comparten un entorno a lo largo del dia, a lo largo de un curso, a lo largo de una carrera.

Personalmente creo que ni en pasillos ni cafeterías la comunicación es tan fluida, y actividades como la realizada el pasado miércoles favorecen al desarrollo de la clase por diversas razones entre las que se destaca la pérdida de reparo que, a veces, invade a algunas personas a la hora de exponer sus opiniones, sus ideas, sus puntos de vista... ante otras personas. Perdida de reparo que viene influida por el establecimiento de una serie de vínculos sacados a relucir en esta actividad, como son el espacio de estudio y trabajo, que abarca desde el aula 201 de la Facultad de CC Políticas y Sociología, hasta el conjunto de la UCM.